Fiesta Popular Huilén

Estación Alandar

Estación Alandar: una experiencia de construcción de hábitat digno en la urbe

“Para conocer América Latina tenés que venir a Gerli” repetía el animador y artista popular Manu Mansilla, quién conducía el desarrollo de la Fiesta “Huilén” en la Estación Alandar el 4 de diciembre de 2021. Huilén –en mapuche– es la primavera. La que viene trayendo esperanzas y sueños, la que nos alegra con el florecer y la que nos ilusiona con la transformación.

La que se celebra. La Estación es “un punto de encuentro abierto y compañero; un espacio que se va construyendo al andar”, donde se entrelazan la fraternidad, la sororidad y la convicción de que es posible modificar un destino impuesto de pobreza, pesar y aflicción para los pibes, las pibas y el barrio. A su vez, es también una casa comunitaria donde habitan niños, niñas y adolescentes junto a un grupo de educadores que deciden entregar su vida para ofrecer otro modo de ser y hacer familia, sobre todo para aquellos y aquellas que han transitado con conflictos y desazones los primeros años. La Estación Alandar es también una Fundación que cuenta con un hogar convivencial, un centro de día para niños y niñas del barrio, una escuela secundaria (en convenio con la Universidad Nacional de Avellaneda) e incluso una huerta y una granja productiva. En palabras de la propia comunidad se expresa con una fortaleza particular:
porque creemos que los Pibes son de todos -de la comunidad, del pueblo- es que abrimos a diario las puertas de Casita Huilén, un Centro Educativo de Día y Espacio de Primera Infancia, para encontrarnos con los chicos del barrio, animar sus historias y sus sueños, acompañar a sus familias.

Pero también compartimos la vida desde la Casa Hogar Juan XXIII, un lugar amplio y hermoso donde hacemos familia grande y construimos en pequeño, el mundo más justo y fraterno que nos merecemos.

En el encuentro con la Madre Tierra y recuperando conocimientos ancestrales, sembramos, cultivamos y criamos animales en nuestra Granja AgroEcológica “Tierra Sin Males”. Y hacemos escuela juntos para producir nuestro propio alimento, y poner al alcance de la comunidad nuestros saberes y nuestros Sabores Alandar.

Finalmente, como Estación Alandar, también nos encontramos en la calle, para hacernos pueblo y memoria, compartiendo esperanzas y sueños a través de la música, el teatro, la cultura, el arte, la vida misma (ver QUIENES SOMOS.

Gerli es una ciudad de más de 65.000 habitantes repartida entre dos municipios: el de Avellaneda y el de Lanús. Ubicada en el corazón del conurbano bonaerense ya ha perdido casi por completo la fisonomía rural que supo tener cuando era conocida como “el Paraje el Ombú de Preciado”, según el censo de 1838 encomendado por Juan Manuel de Rosas. Hoy es parte de la urbe que poco lugar deja para el verde y que sigue amontonando personas dada las necesidades económicas y la falta de planificación del acceso a la tierra, entre otros factores. En este contexto y rompiendo con este esquema, se encuentra la Estación Alandar, proponiendo un estilo de vida y un tipo de desarrollo productivo en el cual las personas se encuentran y se reconocen haciendo. Están, luego son y se transforman juntas dignificando el hábitat. Son también un mestizaje de experiencias de dolor, de alegría, de costumbres, de procedencias y de lucha compartida.

Efectivamente, en la Estación Alandar el “estar” antecede al “ser”; un estar-en-la-tierra a fin de ser-para-los-demás. Primero es el habitar y luego el cultivar. Habitar-con-otros y cultivar-para-alimentar. Primero es el “nosotros estamos” y después el “somos-para-transformar”. En definitiva, primero es la relación, una relación religante con la tierra y con los otros. Desde esa relación se construye la “casa común”. Por ello, el ambiente y la vida que existe en él, no es un conjunto de recursos para producir y sacar tajada sino un espacio colaborativo donde lo que se produce sólo tiene un sentido en la relación que libera y dignifica el habitar común.

En la Estación Alandar se decide asumir el desafío y el compromiso de un hábitat digno para todos y todas. Se aprende de las comunidades ancestrales y no se niega la urbe sino que se la reinterpreta desde el “estar” como “casa común”.

Por ello, “para conocer América Latina tenés que venir a Gerli”, donde se construye la patria que es tierra regada con agua pura, flor que despunta en la primavera, primavera que es Huilén, la fiesta de los pibes y las pibas, la celebración que “está siendo” un reflejo del mestizaje cultural y del pueblo que es proyecto compartido.

 

Por Matías Mattalini